Redactado el 02 de agosto de 2020
Constantemente me encuentro sumida en agonía, sopesando entre la vida y la muerte, debatiendo en silencio hasta el cansancio sobre lo condicionada que me tiene la humanidad a preservar mi existencia. Me abrigan prendas tan pesadas, que asfixian fríamente toda esperanza de un futuro... Y ahogan mares tan abismales, que a través del tiempo han sido capaces de implantar en mí, un intenso miedo a ofrendar mi existencia voluntariamente a la tierra, exprimiéndome en una adversidad emocional que, por un lado, anhela la sumisión ante el sueño eterno, mientras que por el otro, me castiga justificando que vivir es formidable, cuando yo sé que toda persona en este mundo ha dudado respecto a ello.