Perdóname, amada
Redactado en 2020
Te fueron redactadas de forma cuidadosa las palabras más bellas jamás ideadas en mis pensamientos, cuyo propósito era el de contrarrestar los horrores tan asfixiantes que te hice sufrir, en orden a lo increíblemente difícil que me ha sido aceptar el haberte hecho tanto daño, que recordarme casi te quita la vida; resultado de mi indiferencia y apatía.
Comprendo ahora lo que yo te hice sentir a ti. Entiéndeme, me estoy ahogando en mareas infinitas de culpa y soledad, y yo sé que en este momento ya no puedes perdonarme, tanto así que la única manera posible de cambiar las cosas, sería volviendo al pasado y poniéndole un límite a mi maltrato. Compréndeme, necesito que sepas lo asfixiante que me resulta dejar de ser amado.
Por contradictorio que aparente, en lugar de soltarme, estás que aprietas más fuerte.
Insisto, ¿Por qué no puedes perdonarme?, Yo te suplico y te suplicaré mil veces. Aunque termine cargando sobre mi espalda torcida las almas de mil hombres queridos a los que se les ha dejado de adorar.
No tengo justificación, pero es verdad, me has escuchado gritar en pensamientos tu nombre, reconoces que escribo muchas veces sobre ti, que dibujo tu rostro en las nubes y escucho tu voz al cantar del viento. Insisto en convencerme de que, si soy incapaz de lastimar a nadie, mucho menos te heriría a ti.
Las lesiones que te causé asimilan ser profundas, dado a que son exageradas. Gozas del sufrimiento que me genera tu dolor; en un vil intento por victimizarte, recurres al olvido, la traición y el abandono, como agujas en los pies, cuchillos en la carne y metal caliente en los ojos.
Lo has hecho toda tu vida, idéntica al ejemplo que te han dado tus padres. Yo soy tu víctima, pero te amo tanto, con tal fervor, que aceptaría sin ningún decoro las estacas puntiagudas con sed de sangre que has lanzado al aire buscando hacerle daño a cualquiera que se enamorara de ti.
Y, aun así, siendo irreal o no el dolor que muestras, no me perdono la idea de saber que existe una parte de mí, fría e insensible, capaz de lastimarte, según tu perspectiva. Gracias a ti, descubrí la intensidad con la que mis emociones pueden afectar mi propia vida. Ahora soy consciente de que, por ti, mañana rajo mi carne, hurgo hasta encontrar mis venas y las uso como agujetas en los zapatos con los que quisiera acompañarte hasta al altar.
A pesar de que para comprenderlo necesité lastimarte: no me arrepiento.
Somos jóvenes. Aún tienes tiempo para encontrar otro amante. Yo, por mi parte, te veré desde las estrellas, amada mía, cera de mi existencia, llama de mi pábilo, soplido de mi muerte.