Redactado el 23 de abril del 2020
La principal diferencia entre pedofilia y pederastia radica en que, la primera, se límita «únicamente» a una atracción sexual, por lo mismo, se trata de una parafilia; mientras que la segunda va más allá e implica prácticas sexuales con las infancias. Comprendidos ambos conceptos es posible conjeturar que un pedófilo es, potencialmente, un pederasta.
Los patrones de excitación sexual no convencionales en las parafilias se consideran trastornos patológicos dependiendo de ciertas características, entre las cuales se encuentra el potencial de dañar a otros. Algunas parafilias son resulado de alteraciones en el funcionamiento cerebral y en la anatomía funcional, aquellas que también son predominantes en los pedófilos.
No existe manera alguna de defender a los autodenominados “MAPs” (por las siglas en inglés de “Minor Attracted People”). No se trata de una orientación sexual. Son personas que necesitan ser tratadas por un profesional; no algo que debe normalizarse ante la sociedad.
Las personas que «únicamente consumen material pornográfico» relacionado con menores de edad también están causando daño, al aumentar el tráfico de aquellos sitios e incrementar las posibilidades de que se siga elaborando. Es por eso que poseer pornografía infantil es un delito penado por la ley (además de otras evidentes razones).
Protejamos a la niñez, no hay que permitirle a los "MAPs" andar libremente por las redes sociales en grupos donde sean constantemente validados por otros pedófilos. Los invito a reportar con la policía cibernética todos los que vean, así como las cuentas de las personas que los integren. Tal vez nosotros no podamos mandarlos a la cárcel ni a terapia, pero por lo menos les quitamos su sentido de pertenencia y potencial alcance.
Los niños y las niñas no se tocan, no se violan y no se matan.