Redactado el 10 de abril del 2021
El sexo se refiere a las características biológicas que diferencian a las hembras de los machos, a la genitalia femenina de la masculina, al sistema reproductor femenino del masculino.
Cuando hablamos de ser “mujer” o ser “hombre” estamos hablando de pertenecer a un género (constructo social).
Actualmente se ha normalizado la idea de que, ser mujer (constructo social) corresponde a ser una persona del sexo femenino (realidad biológica). Asociando intrínsecas a la realidad y el constructo, como si fuesen lo mismo.
Asumiendo, de ese modo, que quienes no pertenecen a la realidad biológica (ser de sexo femenino) no pueden pertenecer a la realidad social (ser mujer).
Resulta que esa manera de categorizarnos, por lo menos en latinoamérica, tiene una trascendencia histórica relacionada al cristianismo, capitalismo y colonización.
Al sistema le resultó útil despojarnos de nuestras identidades (diversas y anteriores a las reconocidas actualmente) y clasificarnos de hombres o mujeres, según nuestra genitalidad.
De ese modo, se vuelve más fácil para el sistema ejercer opresión sobre la vulva y lo considerado, estereotípicamente, perteneciente al género femenino... Abro paréntesis para recordar que la opresión sexista no es el único sistema de opresión que existe gracias a la dinámica de poder establecida entre el capitalismo, el patriarcado y la colonización; también existen el racismo y colorismo, entre otros.
El cis-hetero-patriarcado ha construido al género de tal forma que termina atribuyéndole determinados roles a los hombres y a las mujeres, segmentando a la sociedad, normando que unas cosas sí pueda hacerlas un género y el otro no; despreciando lo “femenino” y enalteciendo lo “masculino”, resultando en la deshumanización de las masas, binarizando la libertad y monopolizando los privilegios.
Debemos reapropiarnos de nuestras identidades, otorgarles nuevos significados, deconstruir la idea de que cada género debe corresponder a ciertos comportamientos, vestimentas, atracciones sexo/románticas, cualidades físicas, etcétera.
Diversificar nuestra percepción de la humanidad es, tan solo, uno de los primeros pasos para librarnos de cualquier sistema opresor existente.